lunes, 13 de octubre de 2008

Una atmósfera...

Una atmósfera sin color definido, mezcla de las pinceladas de la vida.

En el ambiente flotan mis divagaciones; quedan, nada las destruye.

¿Dónde irán a parar?

Se convierten en hechos algunas de ellas, otras siguen flotando en el tiempo y espacio.

La pereza acude a apoderarse de mí, sólo me permite recrearme en lo que pienso.

Es la raíz de ese árbol que crecerá luego.

A los objetos los envuelve una neblina de ensueños, todos cobran vida expectantes.

Ellos silenciosos, escuchan donde no hay palabras, y callan.

Cuando pienso, el universo entero habla, me instruye.

Todo es bello, sólo necesita el lugar adecuado para guardar la armonía.

Yo busco mi lugar, voy a su encuentro.

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