El dolor de la marca del fuego sobre la piel, traspasa el alma, y en ella también deja su huella. No sé el misterio que conlleva, pero me hace digna de mi raza y de mi pueblo. El hechicero nos trae noticias que se instalan mágicamente en su mente.
Yo escucho anonadada, como hay culturas que se besan en los labios. Sus mujeres no son coquetas, no saben adornarse para sus hombres. Cuentan que llevan los pelos lacios, y los labios desangelados. Ellos cierran los ojos, y pienso que buscan encontrar con avidez aquello que les falta; pues fue negligencia no haberles puesto disco en el labio inferior.
El círculo es una figura perfecta e indica divinidad. Estoy convencida que no tienen quién les lleve la sabiduría.
Nosotros podemos dar gracias a las fuerzas de la naturaleza, que fueron magnánimas al instruirnos, y hacernos contar con ellos. Gracias a ellos nuestros enfermos encuentran el bienestar, y tenemos buenas cosechas.
Ellos nos ayudan traspasando su sabiduría de generación en generación. Hoy hemos tenido un extraño visitante. Llevaba un artilugio raro, pero era pacífico.
No me dejaba avanzar, y se tapaba los ojos con el. Sólo han sido instantes, el tiempo de un suspiro del aire.
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