miércoles, 25 de febrero de 2009

La perfección No es perfecta


:::La PeRfEccióN quE No eS pERfEctA:::
El perfeccionismo no es más que una herramienta de control, y cuando se quiere ejercer sobre los demás se expresa nuestro deseo de dominar sobre los demás. Cuando alguien dice que ¨eso no es lo suficientemente bueno¨ lo está diciendo según sus criterios. Lo que es bueno o no dependerá de cada persona, pero esa necesidad de imponerlo es la expresión de un ejercicio de poder sobre otras personas. Y como todo ejercicio de poder se debe a un miedo, a una inseguridad interna del perfeccionista. Es el temor a que otro se imponga sobre nosotros, el temor a que algo quede fuera de su control, el temor a que de pronto alguien descubra que tiene miedo. Y para que esto no suceda, no permite que nada salga fuera de su control, no permite libertad de movimientos y pensamientos, no se lo permite siquiera a sí mismo. Porque en realidad esto es lo que más teme, admitirse a sí mismo que tiene miedo. Si esto sucediera, toda la estructura que sostiene su persona caería. Todos tenemos complejos y cosas que resolver, el problema se presenta cuando involucramos a los demás en nuestros propios complejos.

El perfeccionismo es algo realmente funcional, nos ayuda a empujar un poco más los límites y a lograr cosas fabulosas. Pero si te aferras a él, puedes quedar atado a una tarea imposible. Estarás encerrado en tu propio círculo y caerás una y otra vez en lo mismo.

Jorge Luis Borges, escritor argentino reconocido por sus poemas y cuentos ¨perfectos¨, decía que publicaba libros para no corregir infinitamente (una de sus palabras preferidas) sus textos. Publicaba para obligarse a desprenderse de los textos, para entender que esa perfección es algo imposible de alcanzar y que adentrarse en una campaña semejante era algo inútil. Es necesario saber cuándo es lo suficientemente bueno, cuando es tiempo de desprenderse de las cosas. Porque el perfeccionismo también tiene algo de miedo al después. ¿Qué es lo que hay después de esta tarea? Esta incertidumbre es angustiante, de modo que posponemos un poco el momento de enfrentarla pensando que podemos hacerlo un poco mejor, que hay algo que todavía se puede perfeccionar. Cada uno debe descubrir dónde se encuentra ese punto, cada uno sabe cuándo es el momento y no es algo que alguien más pueda decidir. Si no se sabe cuándo es lo suficientemente bueno, al menos se debe tener la fuerza de voluntad para dejarlo ir: ´publicar para dejar de corregir´.

Si se insiste en ser como un odioso perfeccionista, verás cómo las personas se alejan; si se decide cambiar, si se decide relajar y ceder algo de control, las personas querrán acercarse. La perfección, como todo imposible, no es otra cosa que una infinita soledad.

Uno puede crecer, progresar, construir pero nunca ser perfecto...

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