viernes, 23 de octubre de 2009

politica y poder ??


Deja que hable así mezclando el pensamiento mítico salvaje con los rituales cultos medievales: el mito pontifical no tiene la rigidez de los mitos que justifica -hay que recurrir aquí a C. Levi Strauss- al pensamiento salvaje. No se trata de un sistema de relaciones tan directas entre un grupo humano especificado y un medio natural estrictamente localizado.

Sólo hay que recordar que para Graciano la “cultura” consiste en seguir los augures e interrogar el movimiento de la estrellas, y se trata de una ciencia sacrílega, para ver cómo existen líneas, trozos de mitos venidos de otra parte, tradiciones que se reducen y que se presentan como el discurso transcultural y profundamente negador de la edad científica.

La institución domina recurriendo al doble sentido del goce y del temor, sin que nunca sea posible positivamente superar ese dilema.

Queda saber a qué juegan sin saberlo los nuevos manipuladores, pretendidos negadores del discurso tradicional. Sobre ello ya se abrirán nuevas cajas de sorpresas.

Esta materia aparentemente abandonada en la actualidad lo es solamente porque ahora se utiliza otra casuística de una gran precisión y perfección lógica, pero el mecanismo es el mismo, se juega con el deseo.


Una buena ciencia del poder pasa hoy día por la Ley y por la sumisión a ésta.

Los juristas casi únicamente ellos saben por experiencia esta verdad, consideran como despreciable el discurso revolucionario, saben que la cuestión de decidir la más ínfima cuestión genera inmediatamente un sufrimiento en los sujetos que se reúnen, que cualquier insólita proposición es rechazada o revisada según un procidimiento estipulado para alivio general.

La rutina, el papeleo, el pago de cualquier tasa, por ejemplo, es, en realidad, una simplicidad lógica; su conjunto proviene de un ritual arcaico cuyo mantenimiento asegura la transmisión de ley, no es una invención de idiotas, sino un ceremonial para mantener la sumisión.

Aquí se da cuenta de alguna alegoría tradicional, de los beneficios de una Felicidad de una sociedad de conjunto, frente a la ocultación de un salvajismo -reemplazado por un subdesarrollismo- así como de un ideal aristocrático o tradicional que se encuentra también borrado y de cuyo discurso se habla a medias palabras.

No cuenten ustedes con que un solitario agarrado a una roca pueda ser un buen ejemplar de un mito prometeico, ni un cadete eterno a oposiciones al Estado que no tiene una visión de anclaje familiar verdaderamente arraigada. Miren lo que pasa en los EEUU.

El burgués liberal, el auténtico señor, es el producto de una doble conquista, dice que toma el lugar del Padre, magnificado por los rasgos de los dos enemigos simbólicamente vencidos, el sacerdote y el aristócrata.

¿Cómo el matrimonio burgués se ha vuelto posible? Sólo cuenta en el código civil respecto de los bienes que se posee, como institución privada.

¿Cómo el rebelde es traducido?, ¿vuelve la revolución loco?

El gusto por los signos exteriores de la etiqueta y el prestigio es acompañado a menudo por un ostentoso desapego al dinero. Actualmente esa gran ostentación de tener las manos limpias todavía es tenida en cuenta.

¿Adónde dejan ustedes una buena mitología, a saber el buen uso de una buena ciencia del poder?, ¿creen que basta una simple lógica jurídica, o una teoría economicista más o menos conservadora?

La etiqueta y las buenas maneras burguesas extrañas hoy a la antropología desviada hacia el inferior -como siempre el negro, borrado actualmente por el subdesarrollado-, tratará de reconocer aquí la huella de la cuestión de cómo se construye un buen mito.

El universo profano de lo laico demarcado por el universo sagrado del propietario con su bien erotizado, frente al universo profano asociado a la deficiencia, el mal del no-propietario, el crimen, y la suciedad.

Aquí juega la prestancia del poder.

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