jueves, 6 de agosto de 2009
Ser Objetivos en el amor???
Nos pasa algo curioso en un sentido. Y es que cuando queremos a alguien -da igual que sean hijos, que sea pareja, ya te digo es lo mismo- hay una capacidad y una parte del cerebro que juzga socialmente a los demás y que decide si los demás son peligrosos, o si te puedes fíar de ellos.
Bueno pues esa capacidad de juzgar al otro, se desconecta literalmente cuando estamos enamorados o cuando queremos mucho a alguien. Es decir, no lo juzgamos muy objetivamente.
Pero ya te digo: creo que eso es una cosa buena hasta un punto.
Entonces cuando te aman, es muy bonito que tú te conviertas en la persona que tú lo haces siempre todo bien. Por lo menos lo que haces gusta mucho a la persona que tienes frente a ti.
Yo creo que cuando queremos a alguien lo que hacemos realmente -y tengo una prueba científica para esto- es realmente ver lo mejor de esta persona. Es decir, ¿por qué no somos objetivos cuando miramos a la persona que amamos? Bueno pues porque necesitamos que cuando nos quieren haya gente que se fije en lo mejor que tenemos y que lo saque un poco de quicio porque eso nos ayuda a ponerlo en acción, a realmente dar lo mejor de nosotros mismos y generalmente cuando la gente espera lo mejor de nosotros mismos, lo damos; cuando sucede lo típico por ejemplo el padre con sus hijos, el hijo con la pareja que te dicen: siempre llegas tarde, siempre haces esto mal ¿no? Al final resulta pues que dices bueno yo soy el que siempre llega tarde, el que lo hace todo mal ¿no? Y tiendes a responder de forma negativa cuando te dan esta imagen negativa de ti.
Y realmente ¿qué es lo que hace que amamos o no amamos a una persona? Bueno pues digamos que desde el punto de vista romántico, te voy a contar el lado romántico mío. Pero es esto nuestra capacidad de no ser tan objetivos, es una intuición especial que tenemos.
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Bueno, a lo mejor no es tan romántico,también tiene su lado científico, ya te digo. Porque es bueno que nos miren bien. El otro día pensaba que lo que yo había visto en él era su paz, que era como un remanso de paz, en los momentos buenos, cuando él había estado más unido a nosotros, porque ahora no, ahora sin inclinarme a juzgarlo, no eso no, pero lo veo más objetivamente. Y el que fuera algo real, no una fantasía absurda o una imagen precisamente para que yo volviera a él pero después nada, no eso no. De eso ya también me he escarmentado un poco.
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Se dice que el “yo” es una pequeña identidad personal con una estrecha conciencia moral y que ese “yo” es muy dado a juzgar.
Como digo nos pasamos creando un mundo de filias y fobias, de temores y de fervores, de amores y de odios.
Nuestro ego, nuestro carácter, aquel que creemos ser, es decir, en realidad nosotros no reaccionamos tal y como pensamos sino como creemos que somos.
Es que todos generamos identificaciones y sobre todo en la primera fase de la vida, en la primera mitad de la vida queremos llegar a lo alto de la montaña y plantar nuestra bandera y decir pues yo soy rico o yo soy un abogado importante. Yo soy padre de ocho hijos. Es decir, la vida nos va construyendo trajes, identificaciones, pero al mismo tiempo esto nos atrapa.
Esto quiere decir que en cierto modo vivimos tan atrapados en nosotros mismos que ya no crecemos. Y crecer no quiere decir ser más “yo”, sino quiere decir reconocerse lo que no es yo en el tú, en lo diferente, en lo opuesto, llegar a ser Nadie quiere decir que hay un momento en la vida en que algunas identificaciones, algunos trámites ya no le sirven más. Y uno los puede soltar y descubrir que hay un cierta desnudez, hay una alegría aún mayor y más especial.
El está descubriendo que todo está en uno, la redención, la culpa, la salida a nuestras culpas, a los errores, ¿no? Y que cuando aceptamos ese poder y dejamos de juzgar y de culpar a los demás de lo que nos ocurre, pues somos más ligeros, que esa es la libertad que podemos tener los humanos.
“Me siento más ligero”, dice él.
En realidad el amor es una extraña forma de intuición.El amor verdadero y recíproco -no la fantasía amorosa que nos “cuelga” de alguien- nos permite ver al otro sin juzgarlo, traspasando las barreras de la coraza del ego. Cuando miramos a alguien con amor vemos más allá de las interferencias de su ego
sylfide
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