Una atmósfera sin color definido, mezcla de las pinceladas de la vida.
En el ambiente flotan mis divagaciones; quedan, nada las destruye.
¿Dónde irán a parar?
Se convierten en hechos algunas de ellas, otras siguen flotando en el tiempo y espacio.
La pereza acude a apoderarse de mí, sólo me permite recrearme en lo que pienso.
Es la raíz de ese árbol que crecerá luego.
A los objetos los envuelve una neblina de ensueños, todos cobran vida expectantes.
Ellos silenciosos, escuchan donde no hay palabras, y callan.
Cuando pienso, el universo entero habla, me instruye.
Todo es bello, sólo necesita el lugar adecuado para guardar la armonía.
Yo busco mi lugar, voy a su encuentro.
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